-¿Serviría de algo ahora -se preguntó Alicia- dirigir la palabra a este ratón? Todo es tan extraordinario aquí abajo, que no me sorprendería nada que pudiera hablar. De todos modos, nada se pierde por intentarlo.- Así pues, Alicia empezó a decirle: -Dígame, Ratón, ¿sabe usted cómo salir de este charco? ¡Me cansa esto de andar nadando de un lado a otro, oh, Ratón!
Ella pensó que éste sería el modo correcto de dirigirse a un ratón; nunca había visto antes una situación parecida, pero recordó haber leído en la Gramática Latina de su hermano: "el ratón - del ratón - al ratón - para el ratón - ¡oh, ratón!"
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