viernes, 8 de junio de 2012

Calisto - Metamorfosis de Ovidio


Comparto una traducción del episodio de Calisto en el libro II de Metamorfosis de Ovidio:
Por su parte el padre omnipotente revisa las inmensas murallas del cielo, y examina que nada de lo que ha sido debilitado por las fuerzas del fuego, pueda derrumbarse. Después de que las ve firmes con toda su solidez, dirige su mirada a la tierra y a los trabajos de los hombres. [405] Pero es su Arcadia su más celosa preocupación; restablece en ella las fuentes y los ríos que aún no se atrevían a correr, da césped a la tierra y hojas a los árboles, y ordena que los bosques destruidos reverdezcan. Durante sus frecuentes idas y venidas, [410] quedó prendado de una doncella de Nonacrís y la pasión penetra y arde bajo sus huesos. No era el trabajo de ella suavizar la lana estirándola ni en cambiar de peinado sus cabellos; una vez que una hebilla había recogido su vestido y una cinta blanca su cabellera descuidada, y en sus manos había tomado unas veces la ligera jabalina, otras el arco, [415] era soldado de Febe y jamás correteó por el Ménalo ninguna más querida que ella a la Trivia [Diana] ; pero ningún privilegio es perdurable.
Ocupaba el sol, bien alto, un lugar más allá de la mitad de su carrera, cuando ella penetró en un bosque que jamás época alguna había talado. Quitó de sus hombros la aljaba, destensó el flexible arco y [420] se echó en el suelo, cubierto de hierba, con el cuello descansando sobre la colorida aljaba. Cuando Júpiter la vio, cansada y sin que nadie la custodiase, dijo: "Ciertamente mi esposa no se enterará de esta aventura; y si la descubriera, ¡sus riñas son, oh, son de tanto valor!" [425] Enseguida, toma la figura y el atuendo de Diana y dice: "Oh doncella, parte de mí cortejo, ¿en qué cerros has estado cazando?" La muchacha se levanta del césped y dice: "Salud divinidad, superior, en mi opinión, a Júpiter, aunque él mismo me escuche." Se ríe él y escucha y [430] se alegra de ser preferido a sí mismo y le da besos desenfrenados e impropios de que los dé así una doncella. Cuando ella se disponía a contarle en qué selva había estando cazando, se lo impide él con sus abrazos y se delata no sin culpa. Ella, desde luego, por su parte y todo lo que podía una mujer [435]–¡ojalá la hubieras visto, Saturnia [Juno]! Hubieras sido más blanda–, ella desde luego luchó; pero ¿a qué hombre podía vencer una muchacha, y quién podía vencer al supremo Júpiter? Triunfador se encamina Júpiter al cielo; para ella es motivo de odio aquel bosque y aquella cómplice arboleda, y al irse de allí casi se olvidó de llevarse la aljaba [440] con las flechas y el arco que había colgado.
He aquí que acompañada de su séquito venía entrando Dictina [Diana] por el alto Ménalo, orgullosa por la matanza de las fieras; la ve, y una vez vista la llama; a sus voces huye ella, y temió al principio que fuese Júpiter en la figura de Diana. [445] Pero cuando vio que junto a ella iban las ninfas, se dio cuenta de que no había engaño y se sumó al grupo. ¡Ay, qué difícil es no delatar la culpa con la cara! Apenas levanta los ojos del suelo, y no va, como antes solía, al lado de la diosa, ni es la primera del tropel. [450] Por el contrario, permanece callada y por su sonrojo da muestras de su honor herido; y si no fuera porque ella misma es una doncella, se hubiera dado cuenta Diana de la culpa por mil indicios; dicen que las ninfas se dieron cuenta. Reaparecían los cuernos de la luna en su noveno círculo, cuando la diosa, agotada por la caza bajo los fuegos de su hermano [el Sol], [455] encontró un fresco bosque, de donde, deslizándose con murmullo, corría y removía finas arenas. Tras alabar el sitio, tocó con el pie la superficie de las aguas; y alabando igualmente a éstas, dijo: "Está lejos cualquier testigo, bañemos nuestros cuerpos desnudos sumergiéndolos en las transparentes aguas". [460] Enrojeció la Parráside [Calisto]; todas se quitan las ropas: sólo una busca demoras; a la que vacila le quitan el vestido, y una vez sin él, al mismo tiempo que el cuerpo desnudo quedó manifiesta la falta. Mientras ella, aturdida, intentaba ocultar el vientre con las manos, le dijo la Cintia: "vete lejos de aquí y no deshonres este sagrado manantial", [465] y le ordenó apartarse de su cortejo. 
La esposa del gran Tonante [Juno] se había enterado de esto ya hacía tiempo y había aplazado su cruel castigo hasta el momento oportuno. Ya no había por qué esperar, y ya un niño, Arcas, había nacido de su rival (esto mismo molestó a Juno). [470] Tan pronto como allá dirigió sus ojos y su alma furiosa, dijo: "Esto precisamente faltaba, adúltera, que fueras fecunda y por tu parto se hiciera evidente el ultraje y quedara atestiguado el torpe deshonor de mi Júpiter. No lo llevarás sin castigo; pues te quitaré esa figura [475] por la que te gustas a ti misma, descarada, y gustas a mi marido". Dijo y, poniéndose frente a ella, la agarró de los pelos de la frente y la tiró al piso boca abajo; ella estiraba sus brazos, suplicante: sus brazos empezaron a cubrirse de negro pelaje, a curvarse sus manos, y a crecerle encorvadas uñas y [480] a cumplir el oficio de patas, y la boca, en otro tiempo alabada por Júpiter, se deforma en grandes fauces; y, para que sus plegarias y palabras suplicantes no sometan sus ánimos, se le arranca la posibilidad de hablar: una voz colérica y amenazante y llena de terror sale de su ronca garganta. [485] Sus antiguos pensamientos permanecen (incluso permanecen en la que se ha convertido en osa), y, dando testimonio de su dolor con su continuo gemido, levanta sus manos, tal como están, al cielo y a los astros y se da cuenta de la ingratitud de Júpiter, aunque no pueda decirlo.
¡Ah, cuántas veces no se atreviéndose a descansar en los bosques desiertos, [490] anduvo errante por los campos enfrentados a su casa, en otro tiempo suyos! ¡Ah, cuántas veces fue empujada a través de los roquedales por los ladridos de los perros y, cazadora, huyó de los cazadores muerta de miedo! A menudo se escondió al ver a las fieras, olvidando qué era. Y, osa, se horrorizó con los osos vistos en los montes y [495] temió a los lobos, aunque su padre [Licaón] estuviera entre ellos.
Texto Latino:
At pater omnipotens ingentia moenia caeli
circuit et ne quid labefactum viribus ignis
corruat exploratQuae postquam firma suique
roboris esse videt terras hominumque labores
405perspicitArcadiae tamen est impensior illi
cura suaefontes et nondum audentia labi
flumina restituit dat terrae graminafrondes
arboribuslaesasque iubet revirescere silvas.
Dum redit itque frequensIn virgine Nonacrina
410haesit et accepti caluere sub ossibus ignes.
Non erat huius opus lanam mollire trahendo
nec positu variare comasubi fibula vestem,
vitta coercuerat neglectos alba capillos,
et modo leve manu iaculummodo sumpserat arcum,
415miles erat Phoebesnec Maenalon attigit ulla
gratior hac TriviaeSed nulla potentia longa est.
Ulterius medio spatium sol altus habebat,
cum subit illa nemusquod nulla ceciderat aetas.
Exuit hic umero pharetram lentosque retendit
420arcusinque soloquod texerat herbaiacebat
et pictam posita pharetram cervice premebat.
Iuppiter ut vidit fessam et custode vacantem,
hoc certe furtum coniunx mea nesciet” inquit,
aut si rescierit sunt o sunt iurgia tanti.”
425Protinus induitur faciem cultumque Dianae
atque ait: “O comitumvirgopars una mearum,
in quibus es venata iugis?” De caespite virgo
se levat et “salve numenme indice”, dixit
audiat ipse licet maius Iove.” Ridet et audit,
430et sibi praeferri se gaudet et oscula iungit
nec moderata satis nec sic a virgine danda.
Qua venata foret silvanarrare parantem
impedit amplexunec se sine crimine prodit.
Illa quidem contraquantum modo femina possit
435(adspiceres utinamSaturniamitior esses !),
illa quidem pugnatsed quem superare puella,
quisve Iovem poterat? — Superum petit aethera victor
Iuppiterhuic odio nemus est et conscia silva.
Unde pedem referens paene est oblita pharetram
440tollere cum telis et quem suspenderat arcum.
Eccesuo comitata choro Dictynna per altum
Maenalon ingrediens et caede superba ferarum
adspicit hanc visamque vocatclamata refugit,
et timuit primone Iuppiter esset in illa.
445Sed postquam pariter nymphas incedere vidit,
sensit abesse dolos numerumque accessit ad harum.
Heu quam difficile est crimen non prodere vultu!
Vix oculos attollit humonecut ante solebat,
iuncta deae laterinec toto est agmine prima,
450sed silet et laesi dat signa rubore pudoris;
et nisi quod virgo est poterat sentire Diana
mille notis culpamnymphae sensisse feruntur.
Orbe resurgebant lunaria cornua nono,
cum dea venatufraternis languida flammis,
455nacta nemus gelidumde quo cum murmure labens
ibat et attritas versabat rivus harenas.
Ut loca laudavitsummas pede contigit undas:
his quoque laudatis “procul est” ait “arbiter omnis;
nuda superfusis tingamus corpora lymphis.”
460Parrhasis erubuitCunctae velamina ponunt:
una moras quaeritDubitanti vestis adempta est;
qua posita nudo patuit cum corpore crimen.
Attonitae manibusque uterum celare volenti
i procul hinc” dixit “nec sacros pollue fontes
465Cynthiadeque suo iussit secedere coetu.

Senserat hoc olim magni matrona Tonantis
distuleratque graves in idonea tempora poenas.
Causa morae nulla estet iam puer Arcas (id ipsum
indoluit Iunofuerat de paelice natus.
470Quo simul obvertit saevam cum lumine mentem,
scilicet hoc etiam restabatadultera” dixit,
ut fecunda foresfieretque iniuria partu
notaIovisque mei testatum dedecus esset.
Haud impune feresadimam tibi nempe figuram,
475qua tibiquaque places nostroimportunamarito.”
Dixit et adversa prensis a fronte capillis
stravit humi pronamTendebat bracchia supplex:
bracchia coeperunt nigris horrescere villis
curvarique manus et aduncos crescere in ungues
480officioque pedum fungilaudataque quondam
ora Iovi lato fieri deformia rictu.
Neve preces animos et verba precantia flectant
posse loqui eripiturvox iracunda minaxque
plenaque terroris rauco de gutture fertur.
485Mens antiqua tamen facta quoque mansit in ursa,
adsiduoque suos gemitu testata dolores
qualescumque manus ad caelum et sidera tollit
ingratumque Iovemnequeat cum diceresentit.
A quotienssola non ausa quiescere silva,
490ante domum quondamque suis erravit in agris!
A quotiens per saxa canum latratibus acta est
venatrixque metu venantum territa fugit!
Saepe feris latuit visisoblita quid esset,
ursaque conspectos in montibus horruit ursos
495pertimuitque luposquamvis pater esset in illis.

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